Obtener resultados con el entrenamiento no es tan sencillo como pueda parecer a simple vista. De hecho, los especialistas en entrenamiento cursan estudios que abarcan un sinfín de materias que incluyen anatomía, fisiología, biomecánica, teoría del entrenamiento y muchas otras.
Si bien es cierto que, cuando alguien se inicia en el entrenamiento fitness, en las primeras semanas, se obtienen mejoras de la fuerza derivadas de la activación de conexiones neuromusculares que, hasta el momento, estaban adormecidas por la falta de ejercicio, luego se hace preciso aplicar los estímulos correctos que propicien la mejora continua.
En este sentido, se hace necesario aplicar la ciencia a las características concretas del entrenado. Así, por ejemplo, factores como el género, la edad, la experiencia deportiva previa, el historial de salud/lesiones, el biotipo (endomorfo, hectomorfo o mesomorfo) y, sobre todo, los objetivos concretos del individuo, hacen necesaria la personalización de los entrenamientos y otros factores coadyuvantes como la nutrición y ciertos hábitos saludables.
Igualmente, la mejora continua precisa de una planificación en macrociclos, mesociclos y microciclos que incluyan las necesarias adaptaciones a la progresión del deportista para que el progreso sea integral y saludable y evitar los temidos estancamientos.
De hecho, una vez conseguidos los primeros objetivos, incluso aunque el usuario estuviese ya satisfecho con el nivel alcanzado, si se quiere consolidar lo logrado, es preciso mantener una programación variada de entrenamientos durante un periodo no menor a 12 meses. La explicación se encuentra en la necesidad de que las células adapten sus receptores al nuevo estatus corporal y den pie a modificaciones en el denominado reloj circadiano, las secreciones hormonales endógenas, el tamaño del estómago, el apetito, la piel y gran parte de los órganos del cuerpo.
Obviamente, la programación de estos planes de entrenamiento está vetada a alguien que no posea una importante carga de formación y experiencia en el fitness. En este sentido, una gran mayoría de usuarios de gimnasios padecen estancamiento en su progresión por factores como:
- Mala ejecución de la técnica de los ejercicios.
- Mala dosificación de las intensidades que les lleva a infra o sobre entrenamiento.
- Falta de feedback sobre sus sesiones y evolución general, que les impide aplicar los necesarios ajustes en las cargas y tipologías de ejercicios.
- Desmotivación por aburrimiento y falta de progresión.
Dados los mencionados factores, consideramos una auténtica irresponsabilidad comenzar a entrenar sin la ayuda de un especialista que aplique todo lo mencionado. En este sentido, incluso los usuarios más avezados se pueden ver beneficiados del asesoramiento experto, por lo que implica de evaluación más objetiva del interesado y los entrenamientos que está llevando a cabo, así como por la contribución en la motivación y en la ayuda para aplicar sistemas de alta intensidad al entrenamiento.
Como conclusión a lo expuesto, nuestra recomendación a todos los interesados en lograr objetivos de fitness (quemar grasa, ganar músculo, mejorar la resistencia, mejorar la fuerza, recuperar la salud, etc.) es iniciar o reconducir su andadura con el asesoramiento de un entrenador personal (hoy en día contamos con numerosas fórmulas para todos los bolsillos y que no tienen por qué implicar el acompañamiento en todas las sesiones, pero sí como mínimo la planificación, el seguimiento periódico y la supervisión de la ejecución técnica de algunos de los movimientos cuando se realizan por primera vez).
Algunos de los requisitos que debería incluir esta preparación incluyen:
- La realización de un test (tipo Par-Q) de valoración de posibles riesgos para la salud.
- La entrevista de anamnesis que indague sobre el historial y objetivos del interesado.
- El diseño de una planificación anual que, al menos establezca unos macro-ciclos con objetivos concretos.
- Un seguimiento atlético periódico que evalúe la evolución y aplique los necesarios ajustes a las rutinas de entrenamiento.
La última recomendación es que le des a tu cuerpo la importancia que tiene (solo tenemos uno para toda la vida) y lo cuides como se merece, no solo para verte bien sino, sobre todo, para sentirte bien siempre.